HONESTIDAD

–Solo tienes que acercarte, hablar con él un rato, que confíe en ti, dejarle hablar y que te lo cuente todo. Es imprescindible que lleves tú el micro, pero te aseguro que es imposible descubrirlo, de modo que puedes estar tranquilo, no te pillará. Luego también tendrás que declarar, pues si no formas parte de la acusación probablemente no estará justificada la grabación y no nos la aceptarán como prueba. Pero para entonces ya no será importante.
–Pero es mi amigo...
–Lo sé, precisamente por eso sabemos que lo lograrás. Y entendemos que un amigo no se tiene todos los días, ni en cualquier esquina, valoramos la pérdida y por eso te ofrecemos los veinte mil de compensación, más la jefatura, el coche de empresa y el resto de beneficios de tu nuevo cargo. Y por supuesto tienes nuestra amistad.
–No sé, no me siento capaz –dijo pensando que una amistad que surge de una traición no sirve para nada.
–Escucha –Y lo agarró de los hombros, aproximando su rostro más allá del límite de la intimidación–, puedes hacerlo y lo sabes.

Y al decir puedes marcó la pe y la ese y pequeñas salpicaduras de saliva mancharon su orgullo y su honestidad para siempre. Supo que iba a hacerlo, porque era un cobarde y porque quería el dinero, el coche, el despacho, lo quería todo, y al fin y al cabo lo que uno quiere olvidar en la vida lo acaba olvidando antes o después, y si conscientemente no se consigue no hay más que esperar a que el subconsciente protector invente una causa justificada que creerse para seguir adelante sin sentirse miserable.

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