NARCOLEPSIA

No hacía ni cinco minutos que se había levantado cuando se acercó a la cocina, echó un poco de leche en un vaso, lo colocó en el microondas y mientras se calentaba se sentó un momento en la mesa quedándose al instante profundamente dormido. Ese fue el primer día. No le dio importancia, porque al fin y al cabo acababa de levantarse. El segundo día estaba hablando con un cliente y de pronto sintió un sopor que no pudo dominar. Cuando despertó estaba rodeado de curiosos, lo achacó al cansancio y el estrés y pensó que se trataba de un mareo, aunque no se encontraba mareado. El tercer día se quedó profundamente dormido en el suelo del centro comercial, junto al carro en el que llevaba las bolsas de sus recientes compras. Ese día pensó en ir al médico y contárselo, pues por la noche no era capaz de dormirse y eso le hacía sentirse profundamente nervioso, lo que empeoraba la situación. El cuarto día fue el último: se durmió conduciendo por la autopista hacia Alicante.

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