MI MADRE SE FUE

Un día como hoy, hace diecisiete años, mi madre hizo una maleta en la que metió un pantalón vaquero, una camiseta blanca y una muda limpia y, tras darme un beso en la frente, se marchó para siempre. Papá nunca quiso explicarme por qué lo hizo. Y no sé por qué lo hizo. Yo tenía cuatro años. Cuando pienso en mi madre, cuando recuerdo vagamente el momento en que agarró la maleta, me besó en la frente y salió, su última mirada desde la puerta con los ojos vidriosos, conteniendo las lágrimas, siento una angustia en la garganta, como si una mano invisible me apretara tan fuerte que no me dejara tragar saliva. Sé por qué me pasa esto. Es porque no sé por qué se fue mi madre. Y papá no me lo dice. No me atrevo a preguntárselo, así que lo miro, ahí sentado, y pienso en cómo hacer la pregunta. Pero él siempre se levanta antes de empezar, así que me quedo sin saberlo. Sin saber por qué se fue mi madre. Y resulta que no tengo madre. Es porque se fue, pero no sé por qué lo hizo. Y eso me angustia muchísimo. Ni siquiera sé si está viva. No sé nada de ella. Nunca hablo con nadie, mi padre quiere llevarme a un psicólogo. Me ha traído a este sitio. No quiero hablar. Mi padre debería decirme por qué se marchó mi madre. Quizá eso me ayude. No tengo nada que decir. La gente tiene madre, no quiero hablar con ellos. Tampoco quiero hablar con mi padre. Lo que quiero es saber por qué se fue, que mi padre de una vez por todas me lo diga y me deje en paz, estoy harto de que me mire todo el mundo con cara de pobrecito que no tiene madre, ellos saben por qué se fue y no me lo están diciendo. Dejadme en paz, bastardos.

El enfermero cerró la puerta de la habitación y giró la llave.

–Parece ausente, tiene la mirada perdida. Es inquietante –dijo.
–Su madre se marchó al hospital para operarse y nunca volvió a verla; murió en el quirófano –explicó el padre–. No he querido hablarle nunca del tema para no hacerle daño, pero supongo que hay dolores que no pueden evitarse.
–Comprendo. Pobre chico.

Y se fueron caminando por el pasillo hacia la puerta de salida.

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