PASEABA (2)

Paseaba por la calle principal del pueblo cuando una gota de sudor resbaló por su frente. Se paró a buscar el pañuelo para anudarlo, como siempre hacía los días de calor, en las cuatro esquinas, lo que ayudaba a darle forma de improvisado sombrero. Ya anudaba la cuarta esquina cuando escuchó a lo lejos el ruido de un coche que en un instante lo arrolló a ciento ochenta kilómetros por hora, dejándolo allí muerto en el acto, en el borde de la carretera, como un perro.

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