LA LEYENDA DEL OCASO PERPETUO

Érase una vez un avión que volaba hacia el oeste al atardecer. Se emocionó el piloto con la hermosa estampa del sol dejando los últimos rayos del día sobre el horizonte y tanto fue así que olvidó su destino y se entregó a perseguir el eterno ocaso, dando sin parar vueltas alrededor de la Tierra. Y narra la leyenda que el Sol, halagado por tan entregada admiración, proporcionó al avión la energía solar que necesitaba para continuar siempre volando y nunca agotar su combustible. Y dicen los que cuentan esta leyenda que por eso siempre al ponerse el sol, si se mira bien, se ve un avión en el horizonte.

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