NO PUEDO EVITARLO

Perdóname, Señor, porque soy pecador. Perdóname, Señor, porque soy hombre. Perdóname, Señor, por no saber dominar mis impulsos. Perdóname, Señor, por no haber sido capaz de aguantar mis reacciones físicas esta mañana. Perdóname, Señor, por haber dejado que el chico entrara y se sentara en la silla, toda vez que ya sabía lo que iba a suceder, como ha sucedido ya otras veces. Perdóname, Señor, por haberme excitado al reñirle. Perdóname, Señor, por haberle hecho todas esas cosas al pobre muchacho, Señor, no sé cómo pudo ocurrir, cómo pudo el chico entrar y sentarse y aguantar que le riñera y permanecer sentado hasta que le dije que se levantara y se bajara los pantalones y le di los azotes que se merecía, pero no sé cómo acaricié su sexo, no sé cómo le tapé la boca y él me lo permitió en silencio, cómo le toqué hasta notar su excitación y la mía, cómo me levanté la sotana y no pude evitar descargar toda mi inconsciencia sobre él, perdóname, Señor, porque soy un ser inmundo y despreciable y no merezco tu amor ni tu misericordia. Amén.

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