RELACIONES INCOMPLETAS

Siempre estaba pensando en ella. No había un solo día en que no tuviese unos minutos para recordar alguna frase, gesto o ademán. La evocaba sonriendo tiernamente y adaptaba su memoria al deseo de recordarla de una determinada manera, difuminada por una tenue luz, con una voz de extraordinaria dulzura, más hermosa que lo más hermoso que hubiera contemplado en toda su vida. Vivía obsesionado con ella; no encontraba nada a su alrededor que le despertara un interés ni remotamente parecido al que ella le despertaba. En resumen, estaba profundamente enamorado.

Ella, a pesar de haberlo visto a menudo, nunca se había fijado mucho en él, pero después, cuando lo conoció mejor, tampoco le encontró nada especial. Sí, era un chico agradable, quizá esa era la descripción que habría hecho de haberle preguntado. Jamás había tenido un solo pensamiento amoroso hacia él, ni siquiera por un error en uno de esos sorprendentes sueños cuyo recuerdo nos hace ruborizarnos o respondiendo a algún juego imaginativo basado en el absurdo. No sintió ningún atractivo.

Él era tímido y no se atrevió a cortejarla. Ella ni siquiera se dio cuenta de cómo la miraba.

El mundo está lleno de personas que nunca llegarán a amarse.

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