HISTORIA DE AMOR AHOGADO

Él era un poeta,
pero un borracho.

Me colmaba de flores y de aliento ácido.
Me miraba con sus ojos lánguidos y su tez amarillenta.
Me regalaba hermosos versos que recitaba trabado, ininteligible, a trompicones.
Me perseguía por la calle en zigzag, como los leones a sus gacelas.
Me penetraba como las espadas penetran los pechos traidores en las batallas.
Me besaba como al cubito de hielo de su vaso de whisky.
Me nombraba aplastando la cabeza entre los brazos, rodeado de vasos vacíos.
Me lloraba en la soledad de su siempre perdido futuro.

Él me amaba.
Y era un poeta,
pero también era un borracho...
Pero un poeta...
Pero un borracho.

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