FUNDIDO EN NEGRO

Era un día normal como otro cualquiera. Despertaron las crías de gorrión y su estridente piar formó una musical histeria celeste; despertaron las mujeres y sus cafeteras dejaron escuchar silbidos de agua hirviendo; despertaron los rudos hombres del campo y el tintineo de sus copas en el bar les dio su primer brindis solitario. El día transcurrió con normalidad. Todas las cosas estuvieron donde se esperaba que estuvieran. Todas las acciones se realizaron tal y como estaba previsto. A media tarde todo parecía haber ocurrido; ya no quedaba nada pendiente que hubiera que dejar para el día siguiente.

El mundo, horrorizado, pudo ver cómo todo a su alrededor se volvía negro justo antes de desaparecer.

Solo una pareja permanecía aún iluminada, esperando el momento de terminar con un último beso. Se miraron y, aun sabiendo que al terminar su tarea serían tragados por la oscuridad, no pudieron evitarlo.

Y así acabó todo.

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