DONDE TIENES LA OLLA

Se retiró demasiado rápido, como si se arrepintiera de lo que acababa de hacer, bruscamente, y al hacerlo el preservativo cayó al suelo dejando sonar un desagradable chapoteo. Le dije: “se va a manchar el suelo” y su gesto me daba a entender que estaba completamente asqueado. Entonces cogí el preservativo y un impulso de rabia me hizo de pronto metérselo fuertemente en la boca. Su gesto ya no era de asco sino de sorpresa, de modo que aproveché y recogí la ropa interior y la falda y me puse los zapatos, saliendo de esta guisa de su despacho con rapidez, diciéndole “vete a tomar por culo, capullo” a la vez que pensaba: “no debí habérsela chupado”. Fue el único modo de sentir que había ganado yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario